Día 08 – Sigo aquí

Hoy las clases empezaron. Pensaba que iba a ser mucho peor con mi hijo. Lo que sí percibí es que la medicina le hace corta, con el fin de las vacaciones la tomó más temprano y por la mitad de la tarde ya se le veía distinto, nervioso, su voz estaba algo agresiva y él no dejaba de hablar. Creo que a partir de mañana que tiene futbol todos los días le dará abasto la dosis, pues usará esta energía suya para lo que le encanta hacer y lo hace muy, pero muy bien.

Hable con el director del club y su entrenador, para que sepan lo de la medicina. Fueron las personas más amables y atentas que he visto, propondo que lo dejemos entrenar más horas a la semana, para usar la energía que tiene a mayores. Ya, lo mismo no pasó con su profesora de clases de refuerzo, que pago para ayudarle, más que al fin solo le puso a bajo con comparaciones y reclamaciones, sin incentivarlo apenas criticando. Qué rabia! En su momento trague saliva pues no fue capaz de gritar y llamarla de nombres horribles, pero me sentí muy mal, por permitir que hablase así de mi hijo. Peor, habló así con ello, que no fue capaz de defenderse. Me siento mal por no haber tenido la fuerza para defenderlo con palabras. Lo que hice fue quitarlo de esta clase. Mañana toca concertar cita urgente con la tutora del instituto para que ella pueda saber lo que pasa y allí sí tengo que ser fuerte y defender a mi hijo.

Tengo que ser la madre que no he tenido.

Tengo que ser la madre que él necesita.

Tengo que ser la madre, la súper madre, no me contento con menos.

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