
No recuerdo cuál fue ni cuando tuve la primera señal de que tú serías así. En realidad no sé ni qué palabra puedo usar para definirte. Eres un buen hombre, pero tiene algunas limitaciones y es tan testarudo, que si no soy yo creo que no habríamos salido del primer baque que sufrimos en nuestras vidas.
Quizá el primer señal fue tú total falta de tono y la forma como me pediste en matrimonio. Ya los adelanto, pedido hecho anillo en el dedo y la celebración jamás aconteció. No lo sé, en aquél momento pensé que era timidez por hablar con tus padres y mi madre a la vez, sin el prévio aviso de nuestras intenciones. Sí, imaginé que eso era lo que te bloqueaba y lo acepté. Lo tomé con ternura y sencillez, dejando la mano con el anillo cair sobre la mesa con la cena de navidad puesta, para que así, nuestros padres mirasen y cuestionasen. Mi madre fue la primera en ver y luego preguntó si estaba embarazada. – Claro que no mamá, fue lo que contesté con firmeza. No me podía creer que ella imaginase que alguien me pediría en matrimonio solo por estar embarazada. En ese momento aún no sabía quién era mi madre, qué pasaba por su cabeza, ni tampoco sabía que jamás tendría un hijo de mi propio cuerpo. Pero hoy no quiero hablar de mi madre, ni de mi hijo, sino de ti.
Ya se aproxima la fecha en que cumpliremos 22 años juntos. Cómo he llegado hasta aquí? Malos tratos nunca los hubo, ni fisico ni emocional, pero tu eterna apatía que fue en un creciente me llevaron a no saber que hacer y perder mis fuerzas en nuestro peor momento de vida. Tranquilo que no te culpo por nada, lo que pasó en mi vida, los permisos que he dado y mi falta de actitud es responsabilidad mía, no tuya. Pero, resulta que después del cambio de país, el negócio que montamos juntos para sacar nuestra vida adelante fue el estopín de una série de situaciones que las fue tragando una a una, algunas tuyas, otras de los clientes que tuvimos en el negócio, otras más del jefe machista y xenófobo que he tenido en la multinacional que trabajé a secuencia. Tragué tanta mierda que un día, ya sin fuerzas, sucumbí a una enfermedad que me consumió mental, emocional y fisicamente. Todo se me hizo muy difícil y necesitaba tu apoyo, tu abrazo y no he tenido, con la justificativa de que lo que necesitaba era dormir. No, no, no. Lo que necesitaba era una persona a mi lado, me ayudando a salir de la cama, a comer, a caminar, a buscar un médico. Tenía mi salud tan debilidad que no me bastaba tu mano sobre la mia, mientras dormíamos o mirávamos el noticiario lleno de malas notícias, ni tus caricias “abrutalladas”, Carícias de una mano que ha trabajado mucho. Sé que hiciste lo que podías, lo que sabías hacer. Sé que siempre has deseado el mejor para mi, que siempre me has amado y así sigues. Pero, algunas veces necesitamos de más. Algunas veces tenemos que aprender y cambiar nuestra actitud para salvar a quién queremos. Tardé mucho tiempo en salir de la depresión, lo que tú no comprendes es que quizás nunca salga de ella, la tengo controlada, hasta cuando no lo sé. También tarde mucho tiempo en comprender que tú no podrías ayudarme como necesitaba, tienes tus limitaciones y no logras verlas ni tampoco te interesa cambiarlas.
Cuando hablamos de trabajo me quedo más confundida. En nuestro país nunca hemos tenido esta preocupación. Tú eras la persona más puntual, metódica y ordenada que conocí. Tenía 2 o 3 trabajos autónomos y los manejava a la perfección, no cobraba mucho, pero solo llegaba a casa después de cumplir con todas las tareas y objetivos del día, trabajabas de domingo a domingo. Yo tenía mi trabajo autónomo y de allí conquisté prestígio y dinero. Teníamos una vida agradable, pero vivíamos con miedo a la falta de seguridad de nuestro país, a los cambios económicos, La verdad es que vivíamos sobre una cuerda bamba, sin saber como sería el día seguinte o si volveríamos a casa después de un largo día de trabajo. Por eso has propuesto el cambio de país y lo acepté sin miedo, jamás he tenido miedo a los buenos desafios, lo que no imaginaba es que aquí tú te quedarías a casa, sin trabajo, sin ingresos. En los casi 22 años que estamos juntos nunca sacamos unas vacaciones, en Brasil nunca tuviste que buscar trabajo y eso era lo que más valoraba en ti, tu seriedad y dedicación a un trabajo tan poco agraciado, donde vez o otra llegabas a casa con marcas de los muchos accidentes laborales que has tenido. Y tú seguias, día tras día con la misma dedicación. Dónde fue parar esta garra? Desde que llegamos aquí, no sé que pasó, ya se van 5 años y no tienes iniciativa para buscar trabajos, espera a cada año por el trabajo de verano, que conseguiste por indicación hace 2 años. Siempre te pregunto: – Y si este año no te llaman? Y si este año por la pandemia no hacen nada? Y si cambió el que te contrataba? – Nada te move, tampoco me contestas. Te quedas a casa se haciendo pasar por amo de casa, hace las 6 comidas que alguien te enseño, pasa la escoba por mitad de la casa y mete la ropa en la lavadora. Nada más, para tí eso es mucho hacer.
Muchas veces me pregunto si estás así por la edad, pero tampoco eres muy mayor, 56 años. Por alguna enfermedad, nada, siempre fuiste muy fuerte.. Una depresión? Tampoco creo que sea. Pereza? No creo, no eras una persona de estar a casa, siempre estabas trabajando, pero aquí ni buscas. Ves que el dinero es más que escaso, que estoy ahogada en mis problemas y que me ahogo todavía más, cuando no me ayudas a dar solución a las situaciones que se acumulan día a día por la falta de dinero, de trabajo. Pero no te culpo, la culpa es mía de no haber previsto que esta sería tu actitud cuando necesitase tu ayuda. Nunca hiciste nada a casa, nunca gestionaste los pagos de casa, nunca hiciste más de lo que hace un “noviete”, cuando en realidad ya era mi marido, mismo sin los papeles.
Hoy para no estourar y mandarte a la mierda, salí de casa. Caminé por mis letras y la de otras autoras. Me oculté bajo pilas de libros e historias para comprender en que momento dejé pasar, en que momento permití ser guiada por una apatia similar a la tuya, prostrada al sofá o a la cama. Esa no soy yo, me culpo por haber permitido todo lo que pasó, por no abrir los ojos para la falta de control y actitud. Pero me perdono, porque sé que lo hice en un momento en que la vida me superaba, lo que no me perdonaré es si ,de ahora en adelante, no soy capaz de hacer distinto y volver a ser la mujer fuerte y poderosa que siempre he sido. La mujer ejemplo para otras, que vá y triunfa. Si era así, seguro que aún lo soy y no permitiré que toda cara de perro llorón que me eches me comova, no permitiré bajar el nivel de mi energía. Me siento tremendamente orgullosa de todo lo que hice esta semana; la ayuda que di a una desconocida, la organización y el planeamiento de una nueva vida, el libro que he leído, las charlas con una amiga y las horas que pasamos caminando. Soy eternamente grata al Universo que me apoya y me ayuda a salir de una situación extrema y luego me abre otras puertas y me enseña que hay luz, hay mucha luz y el final del túnel ya está aquí, después de todo falta poco por hacer.
Pero te digo una cosa, querido marido, la vitória es mía! La conquista es mía! Serás beneficiado por estar aquí, pero los logros son míos porque yo soy una mujer muy fuerte y poderosa!
- dedico este este texto a toda mujer que tenga dificultades con sus maridos, novios, parejas.
- dedico este texto a las mujeres que he conocido víctimas de malos tratos psicológicos.
- dedico este texto a las mujeres víctimas de malos tratos físicos.
Mi matrimonio tampoco es perfecto, no existe la perfección. Pero hay cosas que no pueden faltar; el respecto y el creer que la mujer tiene una fuerza infinita. Muchas veces no las vemos, principalmente cuando pasamos por malos momentos, pero si miramos hacía nuestra historia seguro que encontramos momentos de una fuerza vital, vivir como mujer no es fácil, pero es muy bello!