Ese fue el primer libro que he leído en el mes de agosto. Soy fan de Isabel Allende y por eso me lo compré, sin ni leer la sinopsis y saber de que ser trataba el libro. Es un ensayo donde la autora habla de mujeres importantes en su vida y del feminismo. No es un relato basado en estudios ni en documentos, todo lo que comparte en el libro tiene como punto de reflexión su experiencia personal y familiar. Por supuesto que Isabel lee mucho y muestra que tiene conocimiento de lo que habla, y lo hace de forma muy personal. Al leer podía escuchar su voz hablando a mi lado, como si fuera una charla con una amiga a que puedo imaginar sentada en un sillón en mi sala y yo a sus pies bebiendo de toda su experiencia, una lectura leve aunque trate del feminismo, un asunto político y social de mucha importancia.
Sí, es un libro que cualquier mujer podría haberlo escrito, a ninguna nos falta experiencia para hablar del tema. Pero lo que hace único “Mujeres del alma mía” es la fuerza de su persona en un determinado medio social y cultural que le brindó posibilidades de conocer a muchas personas y viajar por muchos países que le permitió validar el sufrimiento de las mujeres en distintas culturas.
Si tengo que poner pega al libro es únicamente en la parte que Isabel habla de la vejez, del envejecer. Es verdad que envejecer no es tarea fácil para nadie, ver que nuestro cuerpo ya no responde como antes, que cansamos y perdemos la paciencia con más facilidad y que la piel se arruga es algo complejo de encajar en nuestras vidas, tanto para los hombres como para las mujeres, pero sobretodo para las mujeres que tenemos que marcar presencia con nuestra imagen. De mi punto de vista, Isabel aquí se mostró vanidosa y frívola, claro está que lo vi así por mi forma de pensar y vivir la vida. La autora ha tenido una vida de mucho envolvimiento social, cultural e incluso político, muy distinto de mí, por eso tenemos modos diferentes de reaccionar a este tema. Solo puedo por respecto a la querida autora y persona respectar su pensamiento.
Dejo abajo algunos pequeños trechos del libro.
<<Vas a recibir mucha agresión y pagarás un precio muy alto por tus ideas>>, me advertía mi madre, preocupada. Con mi carácter nunca iba a conseguir un marido y la peor suerte era quedarse solterona; ese rótulo se aplicaba más o menos a partir de los veinticinco años. Había que apurarse. (…) <<A mí también me revienta el machismo, Isabel, pero qué le vamos a hacer, el mundo es así y ha sido siempre igual>>, me decía Panchita.
Soy impaciente; ahora comprendo que pretendía inyectarle feminismo a mi madre contra su voluntad, sin tener en cuenta que ella venía de otra época. Pertenezco a la generación de transición entre nuestras madres y nuestras hijas y nietas, la que imaginó e impulsó la revolución más importante del siglo XX.
Seguén mi abuelo, la relación de pareja es simple: el hombre provee, protege y manda, la mujer sirve, cuida y obedece. Por lo mismo sostenía que el matrimonio es muy conveniente para los hombres, pero mal negocio para las mujeres. Era un adelantado para su época; ahora está comprobado que los grupos más contentos son los hombres casados y las mujeres solteras. El día en que llevaba a su hija Panchita del brazo al altar, le dijo por enésima vez que no se casara, que todavía estaban a tiempo de dar media vuelta, dejar plantado al novio y despedir cortésmente a las visitas.
Yo era una desconocida que había escrito una primera novelita en la cocina de su apartamento en Caracas. Carmen me invitó a Barcelona para el lanzamiento del libro. No me conocía de nada y me trató como una celebridad. … <<Aquí nadie sabe más que tú, todos improvisamos>>. Eso me recordó el consejo que me repetía el tío Ramón: << Acuérdate de que todos tienen más miedo que tú>>.
La foto de Carmen está sobre mi escritorio para recordarme sus consejos: cualquiera puede escribir un buen primer libro, el escritor se prueba en el segundo y en los siguientes; a ti te van a juzgar muy duramente, porque a las mujeres no nos perdonan el éxito; escribe lo que quieras, no permitas que nadie se meta ni en tu trabajo ni con tu dinero…
La violación se ha convertido en un arma de guerra Las mujeres son las primeras víctimas de los ejércitos de invasión y ocupación, de grupos paramilitares, guerrillas y movimientos militantes de cualquier tipo, incluso religiosos, y por supuesto de grupos terroristas y pandillas, como las temibles maras de Centroamérica.
¿Se han fijado que el individualismo y el egoísmo se consideran rasgos positivos en los hombres y defectos en las mujeres?

Mujeres del alma mía
Isabel Allende
Penguin Randon House – Plaza Janés
2020 – 191 páginas
ISBN: 978-84-01-02366-8