Echo de menos el toque de una mano en mi pelo, en mi piel. Echo de menos el toque. Echo de menos un abrazo caluroso, de corazón a corazón. No echo de menos al sexo, eso lo tengo fácil, aunque algunas veces lo necesite menos fácil. Echo de menos algo mucho más sencillo, sutil y suave, que muy pocos saben y pueden hacer.
Echo de menos una charla amiga, una charla filosófica, sobre el ser y hacer de la vida. Una charla despretenciosa regada a un vino suave, tumbada al suelo, mirando las estrellas y el humo de mi cigarrillo.
No busco una charla sobre los problemas para llegar al final del mês, el sueldo mileurista de mierda y el jefe que me acosa por ser mujer y extranjera. Busco una charla de amigos que se cuentan amores secretos, fallas no contadas a nadie y confidencias de pensamientos y deseos. Charlas de descubiertas, creencias y sobre el mundo idealizado.
No busco a amigos que hablen de futilidades de la moda o cotilleo de los vecinos. Busco a amigo, que sí hablamos de músicas y libros, ahí sería perfecto, tal como fue con RC. Éramos vecinos de puerta y nuestras habitaciones compartían la misma parede, donde teníamos las cabeceras de nuestras camas y nos despertábamos por la mañana con un toque en la parede, tal como nos despedíamos por la noche, con otros cuantos toques por la parede. En este tiempo no habían teléfonos móviles, ni tampoco redes sociales.
Recuerdo estar sentada al pasillo con RC a mi lado. Escuchábamos a Bee Gees en el toca disco que tenía junto a puerta de entrada da casa de su abuela. Él me confidenciava su ansia por cambiar de vida, huir de su família y ganar mundo. Yo le decía mis deseos más íntimos y lo cuanto quería olvidar lo malo que me habían echo. Él tenía 20 años y yo 18. Planeávamos nuestro futuro juntos, no hablábamos de hijos, ni de boda. Hablábamos de nuestra amistad acima de todo, de nuestros trabajos y logros personales, creíamos que siempre estaríamos juntos pero, nuestra amistad no resistió al tiempo, no resistió ni 6 meses, no ló sé porque.
Te echo de menos, pero el RC que miro hoy en fotos por las redes sociales no es la persona que conocí, que sentaba al suelo para oír Bee Gees o Carpenters y hablar sobre tantos temas distintos. Hoy tienes preocupaciones que jamás deseé tenerlas, como la dirección o presidencia de una gran corporación y las reuniones con pares y parceiros en otros Países. O, aún, la definición de divorciarse después de casi 20 años casado con aquella mujer, que cuando vi por primera vez pensé que fuese una gemela que no sabía que tenía. Y ahora, tantos años después, una nueva família, una nueva mujer, un nuevo hijo. No critico, solo echo de menos la persona que conocí y me regaló momentos y charlas tan amables, entusiastas y criativas. Solo deseo encontrar otra persona que pueda ofrecerme momentos como aqueles. O entonces olvidar estes momentos de nostalgia y centrarme en lo que tengo hoy. Distinto, pero a la vez real, con calidades que aprecio mucho y que tú no las tiene ni ha podido darme las.